viernes, 15 de junio de 2018

El árbol triste

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol
profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era.
Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano:
– Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?
– No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas y ¿Ves qué bellas son?.
Y el árbol desesperado intentaba todo lo que le sugerían y, como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:
– No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas… sé tú mismo, conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. – Y dicho esto, el búho desapareció.
– ¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…? , se preguntaba el árbol desesperado, cuando, de pronto, comprendió…
Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje… Tienes una misión: cúmplela.
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Yo me pregunto al ver a mi alrededor…
– ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?
– ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?
– ¿Cuántos naranjos que no saben florecer?
En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar…
No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser. Démonos ese regalo a nosotros mismos y también a quienes amamos.

martes, 12 de junio de 2018

Ejemplos de maltrato hacia los animales[editar]


  • El abandono de los animales.
  • Mantenerlos en instalaciones inadecuadas en función de sus hábitos.
  • Descuidar su higiene y su salud.

  • No facilitarles alimentación adecuada, necesaria para su desarrollo, su vida y el mantenimiento de su salud, o suministrarles alimentos contaminados o en malas condiciones.

  • Golpearlos o herirlos. Mutilarlos, excepto que sea imprescindible y debe ser controlado por un veterinario.

Maltrato animal y violencia interpersonal[editar]


La crueldad hacia los animales constituye un aviso sobre la posible existencia de otras formas de violencia.2​ es uno de los signos de la psicopatía.3

Por otra parte, se ha identificado relación entre la observación de actos de crueldad animal, y la práctica de tales abusos. Estadísticamente, se ha identificado que tres de cada diez individuos que han presenciado actos de crueldad animal, han incurrido en tales prácticas en algún momento.4

Además, otros estudios como el de DeGue y DiLillo5​ establecieron una serie de rasgos comunes entre los niños o jóvenes que emprenden en actos de crueldad animal. Entre las características más comunes se encuentran: el sentimiento de inferioridad, el rechazo y la crítica. También, el aislamiento y episodios de comportamientos agresivos constantes, caracterizan a los niños o jóvenes que emprenden crueldad contra animales.

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Las víctimas de violencia familiar fueron más propensas a experimentar o presenciar actos de maltrato animal a diferencia de los individuos que no fueron víctimas de este tipo de violencia interpersonal. Además, los resultados indicaron que las víctimas de abuso infantil y violencia doméstica, fueron más propensos a incurrir en prácticas de abuso animal en algún momento. Finalmente, los participantes que afirmaron presenciar actos de abuso animal, fueron más propensos a experimentar formas de violencia interpersonal.6
cita

Por lo general, la crueldad animal es una de las conductas antisociales relacionadas a trastornos conductuales durante la infancia, y, por consiguiente, el diagnóstico de un trastorno conductual es en sí un prerrequisito para el diagnóstico de ADP durante la adultez. Este estudio confirmó la estrecha asociación entre el trastorno bajo estudio (ADP) y la existencia de un historial de crueldad animal.7

El árbol triste Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jar...